
Los Toronto Raptors se proclaman campeones de la NBA en la temporada 2018-2019. Foto: Clarín
Era cuestión de desgaste. Era cuestión de aguante que los
Toronto Raptors se proclamaran campeones de la NBA en una de las finales más
raras en la historia reciente de la NBA por la cantidad de detalles que le han
dado forma. Las finales de un enajenado propietario minoritario de los Warriors empujandoa Kyle Lowry, las de algunos aficionados de los Raptors alegrándose por la
lesión de Kevin Durant y luego recaudando fondos para su fundación a modo dedisculpa; las del estrafalario rapero Drake hablando con los jugadores como sifuera un protagonista más; las de la sombra de Kevin Durant planeando sobre la
serie con la amenaza de volver de su lesión para lograr el tercer título en
cuatro años y su grave lesión posterior, unida también a la gravísima lesión de
Klay Thompson; las de la nueva coronación de Kawhi Leonard como tal vez el
jugador más dominante en ambos lados de la pista; la de la emergencia de una
nueva estrella llamada Pascal Siakam y, sobre todo, las de un nuevo hito del
baloncesto español.
Estas han sido las finales de Kawhi Leonard, la
superestrella que hace honor al clima de su ciudad con su temperamento y juego,
más fríos que el hielo, con su apabullante dominio, inmutable por muy alta que
sea la presión del momento. Siempre a su propio ritmo, siempre controlando el
partido gracias a sus inmensas garras y su físico que parece creado en un
laboratorio, pero también gracias a una técnica depuradísima fruto de un
trabajo incesante desde que llegase a la NBA con un perfil muy bajo. El mejor
jugador del planeta en estos momentos, Leonard se lleva su segundo trofeo de
MVP de las finales en unos Playoffs antológicos por su parte, dejando en el
camino a superestrellas como Joel Embiid, Giannis Antetokounmpo y Stephen
Curry.
Kawhi llegó el pasado verano a Toronto tras una temporada en
la que algunos le acusaron de fingir con su lesión una gravedad mayor de la
real durante su periplo en San Antonio Spurs. Él mismo ha desvelado el mensajeque envió a Kyle Lowry (el base Raptor que al fin, con sus grandes actuaciones
en esta postemporada, se ha quitado la etiqueta de jugador empequeñecido en los
Playoffs) tras llegar a Toronto a cambio de la entonces estrella de los
canadienses y mejor amigo de Lowry, DeMar DeRozan: “le escribí el mismo día o
un día después de llegar a Toronto, y le dije ‘hagamos algo especial. Sé que tu
mejor amigo se acaba de marchar, sé que estás enfadado, pero vamos a hacer que
esto funcione’”. Leonard es un personaje diferente, que normaliza y humaniza el
estrellato, no por su juego ni condiciones (podría estar sacado de Terminator), sino por su actitud
discreta y su mentalidad de centrarse exclusivamente en el baloncesto. Con el
sexto partido prácticamente finalizado y ganado, Kawhi pedía enérgicamente a
los árbitros que contabilizasen una canasta suya previa a la falta final con la
que terminó el partido.

Kawhi Leonard y Kyle Lowry, al finalizar el partido que corona a los Raptors como campeones de la NBA. Foto: CBS Sports
Las actuaciones memorables de Leonard se han visto
acompañadas del sólido apoyo de Lowry, cuyo paso adelante era razonablemente
previsible como necesidad para que su equipo se alzase con la victoria, pero
sobre todo de la sorprendente actuación de Pascal Siakam, un jugador
prácticamente desconocido hasta hace apenas unos meses. Originario de Camerún,
Siakam comenzó a jugar al baloncesto a los 17 años (ahora tiene 25) y se
salió del seminario en el que su padre le había metido con la intención de
hacerle sacerdote para llegar a la NBA y convertirse en el jugador
revelación de esta temporada. En 2014, su padre fallecía en un accidente de
tráfico justo antes de que Siakam cumpliese su sueño de comenzar a jugar al
baloncesto universitario en New Mexico State. Tres temporadas en la NBA le han
bastado para alcanzar la cima.
También ha sido, desafortunadamente, la final de las
lesiones. Kevin Durant, el jugador más en forma del mundo justo antes de caer
lesionado el 8 de mayo contra los Houston Rockets, se rompía después el tendón de Aquiles en el quinto partido de las finales tras apresurar su retorno ante el
complicado panorama que se le presentaba a su equipo. Su agencia libre y
posibilidad de elegir equipo este verano, en principio uno de los grandes
atractivos de estos meses, cambia completamente ahora con la perspectiva de que
pueda perderse la próxima temporada al completo.
La lesión de Kevin Durant ya era suficiente castigo para
unos Warriors que sin embargo veían cómo Klay Thompson se rompía el ligamentocruzado anterior en el siguiente partido. Conocido por su exquisito tiro,
inteligencia y grandes capacidades defensivas, Thompson resulta ser también uno
de los jugadores más resistentes y duros de la liga. Asignado casi siempre como
principal defensor de las estrellas exteriores del equipo rival, ya venía
mermado y se perdió el tercer partido por una lesión en los isquiotibiales.
Esta vez, inmediatamente después de producirse su fatal lesión de ligamento,
pidió a su entrenador un descanso “de dos minutos” para tratar de volver al
partido.

Klay Thompson se duele de su lesión de ligamento cruzado anterior. Foto: Deadspin
Esta gravedad y acumulación de lesiones en la última fase de
la temporada, dicho sea de paso, hacen replantearse de nuevo la viabilidad del
intensísimo actual calendario de la NBA, cuya reforma es tema de conversación
constante últimamente.
Dadas las circunstancias y el infortunio de las lesiones de
jugadores clave, puede resultar cruel afirmar que los Warriors han probado esta
vez de su propia medicina, pero de alguna manera resulta también cierto.
Stephen Curry, la única estrella del equipo que se ha mantenido sin lesiones
(aunque tampoco se encontraba en plenitud de facultades físicas), secundado por
Draymond Green, han vivido en primera persona la desesperación que se siente al
no tener la calidad necesaria a su alrededor para plantarle cara al otro
equipo. Esa desesperación tal vez similar a la que pudo experimentar Lebron James en 2017 y 2018, cuando tuvo
que llevar a cuestas a su equipo para aun así perder en las finales precisamente contra los
considerablemente superiores Warriors.

LeBron James se lamenta en las finales de 2017 contra los Golden State Warriors. Foto: Heat Zone
Esta también ha sido una final histórica por el gran
componente español que ha tenido. Sergio Scariolo, seleccionador español, ha venido,
visto y vencido, ganando en su primera temporada como entrenador asistente el
anillo que tanto se le resiste durante décadas a algunos de los mejores
entrenadores de la historia de este deporte.

El seleccionador nacional Sergio Scariolo posa con el trofeo de campeón de la NBA. Foto: Diario Sur.
Serge Ibaka, integrante habitual de la selección española de
baloncesto, también saborea su primer título de la NBA tras haber superado la
amargura de quedarse a las puertas en 2012, cuando perdió 4-1 ante los
todopoderosos Miami Heat de LeBron James, Dwayne Wade y Chris Bosh. Ibaka ha
experimentado un crecimiento y mejora meteóricos desde su llegada a la liga, e
incluso desde su llegada a Toronto Raptors en 2016.

Serge Ibaka levanta el trofeo de campeón de la NBA junto a Kawhi Leonard. Foto: COPE.
Y por supuesto, este es el anillo de Marc Gasol, que llegaba
a Toronto en febrero de este año en un traspaso que (providencialmente) le
sacaba de Memphis Grizzlies, la franquicia que le vio convertirse en uno de los
mejores pívots de la NBA, igual que ocurriera con su hermano Pau. Uno de los grandes
méritos de Marc radica ahí, en ser un jugador lo suficientemente importante y
dominante como para quitarse de encima la muletilla de “hermano de…”. Desde su
llegada a la NBA en 2008, Marc se encontraba “atrapado” en Memphis, liderando
siempre equipos competentes pero incapaces de llegar a lo más alto, hasta el
desastre reciente en el que se convirtieron en uno de los peores equipos de la
NBA y decidieron reconstruir la plantilla traspasando a su estrella. “Gracias
por convertirme en el jugador y el hombre que soy,” ha agradecido Marc a sus ex
compañeros de equipo en Memphis.
Con este triunfo, los Gasol se convierten en los primeros
hermanos de la historia en ganar un título de la NBA, poniendo otro broche a la
edad de oro del baloncesto español, y más concretamente a las carreras de dos
hermanos que difícilmente se repetirán.

Marc Gasol celebra la victoria con el trofeo de campeón de la NBA. Foto: El Periódico.

Pau Gasol levanta el título de campeón de la NBA en 2010 con Los Angeles Lakers. Foto: El País.
Ahora la NBA afronta un verano con un nuevo campeón, un nuevo rey que
rompe la dinastía de los dictadores de Oakland, dominadores de la NBA en los
últimos años, y cuyo equipo parece tambalearse con la posible salida de dos
agentes libres de primerísimo nivel (Durant y Thompson) además lesionados
previsiblemente para la totalidad de la próxima temporada con independencia de su
permanencia o no en la bahía.
Con el sabor agridulce que nos deja este final de temporada
por las importantísimas lesiones de Durant y Thompson, comienza ahora otra
etapa apasionante en la NBA: la agencia libre y el draft, casi tan interesantes
como la propia temporada por el dinamismo y los cambios de escenarios que
generan. Hagan juego, señores.
2 comentarios:
Buen resumen y acertado
las camisetas NBA de los Raptors eran muy populares pero ahora han estado algo lejos del campeonato esperemos para la proxima temporada lo consigan
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