viernes, 26 de junio de 2015

Crónica de un anillo anunciado

La reciente consecución del título de campeones de la NBA por los Golden State Warriors supone la culminación de una temporada casi perfecta, con un estilo de juego impecable y una sensación de superioridad difícil de mantener a lo largo de una maratoniana temporada NBA, en la que el mayor anhelo de cada jugador es conseguir el tesoro, el anillo de campeones.

























Los Warriors comenzaban la temporada como uno de los equipos a seguir, dado el buen papel que realizó la pasada campaña en los Playoffs, clasificándose como sexto en la conferencia oeste y cayendo por 4-3 en la primera ronda contra los Clippers de Chris Paul y Blake Griffin. Tras su eliminación, los cimientos parecían asentados y el estilo de juego, definido. No obstante, para sorpresa de muchos, el entrenador Mark Jackson fue destituido y se contrató a Steve Kerr, conocido por haber encestado uno de los triples más decisivos de la historia con los Bulls de Michael Jordan en 1997.


Después de su exitosa carrera en la NBA como especialista tirador, Kerr se retiró en 2003 e inmediatamente después pasó a ser analista de la TNT, etapa en la que demostró su inmenso conocimiento del baloncesto. Un año después fue contratado por los Phoenix Suns como general manager, cargo que dejó en 2010, con una estela de fichajes como el de Shaquille O´Neal, entre otros.

En verano de 2014, los Warriors contrataron a Kerr para dar un paso adelante en las opciones de consecución del anillo, y no se han equivocado de hombre. En absoluto. Siendo un novato en los banquillos de la NBA y con la responsabilidad de dirigir un equipo aspirante al título, Kerr ha conseguido en su primera temporada un balance de 67 victorias y 15 derrotas en la temporada regular, junto con 16 victorias y 5 derrotas en los Playoffs. Una temporada impecable, en la que el equipo de la bahía de Oakland, mecida por la mano de uno de los mejores tiradores de la historia, no ha mostrado fisuras prácticamente en ningún momento de la temporada, sacando a relucir el potencial baloncestístico de una plantilla con egos sacrificados en favor del éxito.

Esta ha sido, precisamente, una de las claves del éxito de los de Kerr: el sacrificio. De no haber sido manejado tan extraordinariamente como lo ha hecho su entrenador, el vestuario de Golden State podría haber explotado como consecuencia de la discordancia de unos egos que, en lugar de ser fuente de conflicto han servido como elemento constructor de una química de equipo que hacía tiempo que no presenciábamos de manera tan evidente sobre una cancha de baloncesto desde hace muchos años.





El más claro ejemplo de esta disposición de la individualidad al servicio del equipo es Andre Iguodala, nombrado MVP de las finales, en las que desempeñó un papel clave en ambos lados de la pista para llevar el título a California. Titular y estrella ocasional en todos los equipos en los que ha jugado, este polivalente jugador notable sobre todo en el aspecto físico y defensivo llegó a Oakland en 2013 con el objetivo de competir por un anillo de campeón. Esta temporada se le otorgó un rol de sexto hombre que ha resultado ser el más adecuado para el funcionamiento de la máquina amarilla y azul. Saliendo desde el banquillo, Iguodala aporta intensidad defensiva y numerosas opciones en ataque, al ser un excelente pasador y un tirador respetable. Tras 10 años de carrera NBA en los que ha pasado por Philadelphia y Denver antes de Golden State, ha conseguido al fin ganar lo que todo jugador de baloncesto desea ganar el algún punto de su carrera. En la entrevista realizada tras recibir el MVP de las finales, se mencionó que Iguodala había sido titular en 758 partidos consecutivos durante su carrera y esta temporada nunca había sido titular hasta que llegaron las finales. Las cifras hablan por sí solas.
















Similar al de Iguodala es el caso de David Lee, jugador de la rotación interior de los Warriors cuyo logro más destacable en su periplo de 10 temporadas en la élite del baloncesto ha sido ser elegido como All Star en el año 2010, cuando sustituyó a Allen Iverson por lesión de este último. Lee se caracteriza por su regularidad y eficiencia gracias a su amplio abanico de finalizaciones en torno al aro. Es un hombre interior de garantías con limitaciones físicas y en defensa suplidas en gran parte por su velocidad, agilidad y capacidad reboteadora. Jugador de los Warriors desde 2010, Lee pasó sus 5 primeros años como jugador de los New York Knicks, donde era una de las referencias. En esta temporada, ha visto cómo se reducían cada vez más sus oportunidades, y sin haber jugado ni un minuto en el primer partido de Las Finales, Lee se destapó como jugador clave para dar a los Warriors eficiencia ante la crisis de juego atravesada por Andrew Bogut en la parte final de los Playoffs. Vio sus primeros minutos de las finales en el tercer partido, en el que anotó 11 puntos en 13 minutos a pesar de la derrota de su equipo. Aunque su papel en esta última temporada no ha sido de gran relevancia, Lee es otro ejemplo de sacrificio del éxito y las oportunidades individuales con el fin de optar al máximo premio: ser campeón de la NBA.





















Los equipos que logran el trofeo Larry O´Brien suelen tener plantillas profundas, con jugadores suplentes lo suficientemente válidos como para tratar de que la diferencia con los titulares sea mínima. Se podría decir que los Golden State Warriors tienen prácticamente 10 jugadores que perfectamente podrían ser titulares. La profundidad, he ahí otra de las claves del éxito en un equipo de baloncesto que disputa como mínimo 82 partidos para luego comenzar a jugarse los resultados de todo un año en los Playoffs. Acompañados de la pizca de suerte que les ha privado de lesiones significativas, los Warriors han sacado a relucir un fondo de armario único en la NBA, ofreciendo unas altísimas prestaciones en los minutos de los suplentes.


Además de contar con uno de los mejores jugadores del mundo y el MVP de la NBA, Stephen Curry, para el cual se nos acaban las palabras y los elogios, y un escudero de lujo como Klay Thompson, los Warriors tienen a su servicio valiosísimos "role players", jugadores que cumplen a la perfección un determinado rol en el engranaje del equipo. Además de los mencionados Lee e Iguodala, Harrison Barnes ha sido otro jugador determinante en la obtención del título. Esta era el tercer año desde que fuese seleccionado por los Warriors en la séptima posición del draft, proveniente de la Universidad de Carolina del Norte. Ha mostrado una progresión constante desde su llegada a la liga y se ha asentado como alero titular en este equipo, recibiendo en estas finales la ardua tarea de defender a Lebron James. Junto con él, jugadores como Shaun Livingston, Leandro Barbosa o Marreese Speights constituyen el perfecto ejemplo de "role players".


Livingston, un base de dos metros, se ha convertido en otra de las fortalezas suplentes de los Warriors. Sus minutos son sinónimo de productividad ofensiva y oferta de opciones en ataque por la variedad de recursos que ofrece gracias a la combinación de velocidad y altura junto con un eficiente tiro de media distancia. Dicha combinación le permite, además, defender a jugadores más pequeños y rápidos gracias a sus largos brazos, pero también a escoltas que rondan los dos metros de altura. Sufrió una espeluznante lesión en 2007 tras la cual nunca volvió a ser el mismo jugador, pero parece que en Oakland ha encontrado su papel perfecto y estamos viendo su mejor versión.




Leandro Barbosa, base-escolta internacional por Brasil, es uno de los jugadores más rápidos de la liga a pesar de sus 32 años de edad. Su mejor etapa como profesional la atravesó con los Phoenix Suns hasta 2010, cuando comenzó su carrusel de traspasos. Desde 2010 hasta que acabara en los Warriors el pasado verano, pasó por Toronto, Indiana, Boston, se fue para jugar en Brasil y volvió a Phoenix. "The Brazilian Blur" es un buen tirador de tres puntos (casi 40% de acierto durante su carrera) y un gran iniciador y finalizador de contraataques gracias a su rapidez.



Marreese Speights, veterano de octavo año a pesar de sus 27 años, es otro de los jugadores interiores importantes para este equipo. Caracterizado por ser un experto en "tareas sucias" (defender, rebotear, recuperar balones, sacar faltas...), ha encontrado en Golden State un hueco perfecto desde el banquillo, con unos 15 minutos por partido en los que promedia 10 puntos y 4 rebotes. El tiro de media distancia y la defensa son sus fortalezas más destacables.



Draymond Green, seleccionado en el puesto número 35 del draft de 2012, ha resultado ser uno de los jugadores más importantes de este equipo, sobre todo en el aspecto defensivo. A pesar de apenas sobrepasar los dos metros de altura, su fortaleza física e instintos le convierten en uno de los mejores defensores de la NBA, capaz de frenar a jugadores de todas las posiciones y estaturas. Fue segundo en las votaciones al mejor jugador defensivo de la temporada, por detrás del ganador Kawhi Leonard. Además, Green es muy inteligente sobre la pista y resulta un elemento indispensable en el sistema de ataque de los Warriors, pues su versatilidad le permite tanto postear a hombres más altos como salir a la línea de tres puntos, desde la cual promedia un 33% de acierto este año.





Otro de los baluartes defensivos del equipo es Andrew Bogut, el australiano de 2,13 metros que ha disputado su décima temporada en la NBA, la tercera en Golden State tras siete años en Milwaukee Bucks. Bogut terminó en sexta posición en la mencionada votación, y ha sido el pívot titular del equipo durante esta temporada, demostrando su fortaleza interior a base de rebotes y de tapones, faceta en la que sobresale (es el octavo jugador que más tapones promedia por partido con 1,7). Además, ocupa el puesto 22 en la clasificación de mejores reboteadores de la NBA, con 8,1 por encuentro. Estos datos, que a priori no parecen de un primer nivel, son impresionantes si tenemos en cuenta que Bogut sólo disputa 23 minutos por partido.






Festus Ezeli completa la extensa rotación interior de los Warriors, cuya principal baza es la defensa. El nigeriano salido de la universidad de Vanderbilt ha disputado su tercera temporada como Warrior cumpliendo a la perfección con su función de aportar intensidad bajo los tableros y dar descanso a los titulares. Realizó una de las mejores jugadas de las finales, un 2+1 con un mate en rebote ofensivo durante el sexto y definitivo partido en el que los Warriors se llevaron el gato al agua. Fue decisivo en este determinante partido, al aportar 10 puntos, 4 rebotes y 1 tapón en tan solo 10 minutos de juego. La jugada mencionada es una perfecta muestra de la importancia de todos los jugadores en un equipo campeón como este.





Finalmente, debemos destacar a los dos jugadores principales de este equipo, la mejor pareja base-escolta del mundo, los "Splash Brothers", los tiradores más letales de la NBA. Con 525 triples anotados entre ambos (286 de Curry y 239 de Thompson), han batido el récord de más triples anotados por una pareja de jugadores en una sola temporada. Son los dos jugadores que más triples han anotado este año, y Curry ha superado en 41 aciertos esta temporada el récord de triples que él mismo ostentaba. No solo se trata del aspecto cuantitativo, sino que también poseen una espectacular efectividad combinada del 44%.  Con muchos años todavía por delante, la pareja de jugadores más espectacular del mundo es simplemente imparable. 


Thompson llegó a la NBA como un tirador prácticamente puro, con gran facilidad anotadora. No obstante, ha ido añadiendo dimensiones a su juego hasta destacar también en la parte defensiva, en especial en esta temporada. Es el defensor exterior más sobresaliente de los Warriors, además del segundo máximo anotador con gran diferencia (21,7 puntos por partido) con gran diferencia sobre el tercero (Draymond Green con 11,7 por encuentro). 



Pocas cosas se pueden decir ya de Stephen Curry, el jugador más espectacular del mundo en este momento y MVP de la presente campaña. Hijo del legendario tirador Dell Curry, siguió el estilo de juego de su padre, siendo un excelente tirador en la universidad de Davidson, un programa pequeño que sorprendió al mundo en 2008 superando a universidades más poderosas como Gonzaga, Georgetown y Wisconsin, hasta finalmente caer contra Kansas por 2 puntos, quedándose a las puertas de la Final Four. El líder de este éxito fue Curry, que inmediatamente tuvo relevancia en los Warriors, que lo seleccionaron en el séptimo lugar del draft de 2009. En su primera campaña, promedió 17 puntos por partido, convirtiéndose desde el inicio en la piedra angular de unos mediocres (por entonces) Warriors que terminaron el año con 26 victorias y 56 derrotas. Curry ha mostrado una progresión sin precedentes hasta convertirse en uno de los mejores tiradores de la historia y en un jugador completo y espectacular, que hace las delicias del espectador.



Todas estas piezas y factores son las que han hecho de Golden State Warriors un equipo campeón casi perfecto, que promete seguir aspirando al título en los próximos años, sobre todo si mantiene el núcleo duro de la plantilla y esa filosofía de mover el balón a los espacios libres sumado al "run&gun" (ataques rápidos y juego al contraataque) que tanto gusta al espectador. 

























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