El otro día fui a ver jugar a mi hermana de 9 años uno de sus primeros partidos de baloncesto. Y, aunque pueda parecer una chorrada, me di cuenta de lo que cambia el deporte a las personas, en este caso el baloncesto.
Mientras veía jugar a mi hermana y veía a su equipo luchando contra las adversarias (y las adversidades) fue cuando me hice consciente de la cantidad de minutos, horas o tardes (llamémoslo tiempo) que había gastado, mejor dicho, la cantidad de tiempo que había INVERTIDO en dedicarme a aquello que más me gusta hacer: jugar al baloncesto. La cantidad de charlas, risas, entrenamientos bajo el frío, la lluvia, incontables horas jugando con mis amigos en el recreo que habían ocurrido en mi vida.
Pero mucho más importante que eso es la huella que nos deja el baloncesto a las personas. Digo baloncesto porque es a lo que me he dedicado, podría decir cualquier otro deporte. Pero el baloncesto es especial. Es ese entusiasmo que tienes al levantarte un sábado por la mañana, (aunque sea a horas intempestivas) para jugar tu primer partido llueva, truene o relampaguee. Es esa satisfacción de meter tu primera canasta, de ir haciendo las cosas bien, mejorando y ver cómo creces junto a tus compañeros.
El entrenador juega un papel fundamental en el desarrollo de los jugadores. Y de lo que la gente no se da cuenta es de que el entrenador, a parte de formar jugadores, por encima de todo forma personas. Nos ayuda a encontrar al compañero que tiene espacio para tirar, a pasar en una situación en la que el tiro es difícil, vale. Pero nos enseña a convivir, a llevarnos bien por encima de todo, porque un equipo sin buenas relaciones es un simple grupo, o una panda, nunca un equipo. Y esto es muy importante. Aunque técnicamente no tengas un buen equipo, si logras una buena química en el vestuario, ya has mejorado a tus jugadores, porque cuando salgan a la pista sabrán lo que es mejor para su equipo. Y esto es aplicable a todas las categorías, edades y niveles.

Aparte de todo esto, que es muy bonito, están los aspectos técnicos. La importancia de aprender a botar con la izquierda, por ejemplo, y sin mirar al balón, para situarte en el campo, ver a tus compañeros libres de marca y poder superar a tus oponentes. Me hizo mucha gracia ver las mecánicas de tiro de estas niñas de 9 años, a las que les bastaba con tocar el aro, con llegar a la canasta. Todos pasamos por este punto en nuestras vidas baloncestísticas. La mecánica de tiro es un perfecto reflejo de cómo nos vamos transformando, tanto física como mentalmente, para adaptar nuestra mecánica a nuestras necesidades. Desde apañárnoslas con llegar a la canasta tirando con dos manos y agachándonos hasta casi ponernos en cuclillas para coger impulso, pasando por intentar ir tirando con una mano, siempre con los pies mal colocados, pero daba igual, lo importante era meterla. Después, ya más potentes físicamente, vamos puliendo nuestra mecánica, hasta que llega un punto en el que, aparte de meterlas, quieres que tu técnica de tiro sea bonita, perfecta, impecable.



La motivación para jugar al baloncesto también es un aspecto importante. Empezamos jugando porque nos gusta meter la pelota por el aro, porque nos lo pasamos bien. Y a medida que vamos ganando experiencia, nos hacemos más competitivos, y acabamos jugando, aparte de porque nos gusta (que es lo fundamental), porque queremos ganar. Porque queremos ser mejores que el resto. Nos hacemos personas competitiva, ampliamos nuestro campo de visión del baloncesto y de la motivación.


También me di cuenta de la cantidad de partidos, vídeos, entrevistas y demás material que había visto, escuchado o incluso vivido. Y de lo que significaban para mí determinados jugadores, que habían sido mi ejemplo, y había tratado de imitarles sobre la cancha (más veces sin éxito que con él, risas). Y lo más importante de todo: EL FACTOR UNIFICADOR QUE CONSTITUYE EL BALONCESTO. Cómo las derrotas nos hacían fuertes, la cantidad de tiempo pasado junto a mis compañeros de equipo y cómo habíamos ido superando los retos de ganar los partidos y entrenar al 100% de nuestras posibilidades.
Realmente uno se da cuenta del bien que hace el deporte a las personas (si es de equipo, y es baloncesto, pues mejor que mejor), y de cómo nos cambia como personas, además de ayudarnos a crecer sano y desarrollarnos físicamente. Este es mi punto de vista de este interesante aspecto, y hasta aquí mi reflexión. ¡Espero de corazón que os haya gustado!
Podéis seguirme en Twitter: @_javier_romero https://twitter.com/_javier_romero y también a la cuenta del blog @mistardesbasket https://twitter.com/mistardesbasket . Aprovecho para desearos a todos una Feliz Navidad. ¡Muchas gracias!
1 comentario:
O
Publicar un comentario