Nash nació un 7 de febrero de 1974 en Johannesburgo, Sudáfrica. Nash se mudó a los dos años de edad, junto con su familia a Victoria (British Columbia, Canadá). Su padre era jugador profesional de fútbol, y según ciertas fuentes, la primera palabra de este crack de la canasta fue "goal". Steve era un deportista asombroso, que destacaba en prácticamente todas las disciplinas, incluida el ajedrez, faceta en la cual ganó tres títulos en su colegio. No empezó a jugar al baloncesto seriamente hasta los 13 años. 3 años después, Nash fue considerado el mejor jugador de instituto de British Columbia.
A pesar de su éxito, Nash "vio la luz" y se decantó finalmente por el baloncesto, apasionado por querer jugar en la NBA. Nash promedió 21 puntos, 9 rebotes y 11 asistencias en su temporada como "senior" en la St. Michaels University High. Aún así, Nash no llamó la atención y fue rechazado por prestigiosas universidades como Duke, Villanova y Arizona, entre otras. Steve acabó jugando para la discreta
universidad de Santa Clara, y su equipo los "Broncos", ya que era la única que le ofrecía una beca.
Allí, en su año de "freshman" firmó 8 puntos, 2 rebotes y 2 asistencias. Pero se convirtió en el MVP del Torneo de la Conferencia Oeste. En su segundo año, y ya asentado definitivamente en el rol de líder, Nash dio un tremendo salto de calidad para pasar a promediar 14 puntos, 3 rebotes y 4 asistencias por encuentro. No obstante, Nash no alcanzó su tope hasta las dos últimas temporadas, donde fue el absoluto líder del equipo gracias a sus 21 puntos, 4 rebotes y 6 asistencias y 17 puntos, 4 rebotes y 6 asistencias, respectivamente en sus temporadas junior y senior.
La camiseta de Steve Nash fue retirada por su universidad, con el número 11 a la espalda. Nash ha sido el tercer máximo anotador de la historia de este universidad, líder histórico en porcentaje en tiros libres, asistencias y triples anotados.
Aún con todo esto, los equipos NBA infravaloraban al genio sudafricano-canadiense y fue seleccionado en la posición número 15 por Phoenix Suns en el draft de la NBA de 1996. Esto implicaba que Nash estaría en el mismo equipo que Jason Kidd y Kevin Johnson, hecho que le llevó a firmar unos discretos números (3 puntos, 2 asistencias en 10 minutos por partido). A pesar de ello, en Phoenix no tardaron en valorar su talento, y fue recompensado con más minutos, respondiendo a las mil maravilas (9 puntos, 3 asistencias, 2 rebotes por partido en 20 minutos de juego).

Los Phoenix Suns no hicieron un buen movimiento, traspasando a Steve Nash a los Dallas Mavericks, que también se hicieron con un futuro icono de la NBA, Dirk Nowitzki. En Dallas, Nash fue asumiendo poco a poco el papel de líder, pasando de hacer 8 puntos en su primera temporada, a 17,9 en su cuarta o 17,7 en su quinta temporada como jugador de la franquicia tejana.
Estos hechos no pasaron desapercibidos para Phoenix Suns, que, arrepintiéndose de haberse deshecho de un jugador de semejante calibre, pujaron fuerte por Nash, para acabar llevándoselo. Nash comenzaba un segundo periplo en Phoenix que duraría 8 años en los que el base alcanzaría la cima de su carrera y se convertiría en uno de los mejores bases de la NBA, e icono de los Phoenix Suns. Steve Nash retornó a Phoenix en la temporada 2004-05, en la cual promedió 15 puntos, 11 asistencias y un robo por partido. Suficiente para ser nombrado MVP de la NBA. Esto se repetiría la siguiente temporada, donde el jugador de origen sudafricano alcanzó su mejor temporada anotadora, llegando a los 18 puntos por partido, además de 10 asistencias y 4 rebotes. Además, Nash formó en Phoenix una conexión irrepetible con Amare Stoudemire, llegando a hacer del "pick and roll" todo un arte, ejecutándolo a la perfección.


Desde entonces hasta este mismo verano, Nash ha seguido jugando extraordinariamente. En las últimas 12 temporadas, su promedio de anotación nunca ha sido inferior a 10 puntos por partido. Por su parte, las asistencias durante estas mismas temporadas no han bajado de las 5 por encuentro. Toda una hazaña si tenemos en cuenta que Nash no es un jugador con gran físico. Es su visión de juego y su innata capacidad anotadora lo que le hace el maravilloso jugador que es hoy.

Nash ha fichado esta temporada por Los Angeles Lakers, a los que se une con un proyecto muy ambicioso. Allí buscará el ansiado por todos trofeo de la NBA, título que aún se le resiste cuando nos apoximamos al ocaso de su carrera profesional en el baloncesto.


Sin duda estamos ante un tipo de jugador que está en peligro de extinción. A día de hoy, los dominadores de la NBA son bases atléticos, anotadores, en ocasiones individualistas. Nash es un mago silencioso, sutil, que prefiere asistir antes que anotar. Una visión de juego envidiable y poco más le hacía falta a este genio del baloncesto para deslumbrar sobre la pista.


1 comentario:
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